Hoy desperté más comprometida que nunca a seguir mi llamado de vida: SERVIR Y EDUCAR. Hoy valido que mi misión como madre no es crear cosas ni acumular riquezas para mis hijos, si dejarle un legado de posibilidades que les permita tomar las mejores decisiones que pueden tomar de acuerdo a su edad desde el amor, la dignidad y el respeto.
Como madre mi meta no es dejarle a mis hijos una cuenta bancaria con muchos ceros hacia la derecha. Mi meta es dejarlos con conocimiento, admiración, con herramientas que les permita vivir con dignidad. Quiero dejarles inculcado valores, libertad, la capacidad de ser resilientes ante adversidades. Quiero dejarles mi ejemplo de trabajo, de como he sostenido nuestra familia sin importar país donde nos encontremos, situación económica o realidades familiares. Quiero dejarles a mis hijos como punto de partida el modelo de familia en el que han crecido, donde juntos miramos en una misma dirección y cada uno desde sus realidades y posibilidades aporta y colabora para lograr cada meta propuesta. Una familia donde cometer errores es permitido y lo identificamos cada día en nuestra convivencia como oportunidades de aprendizaje y crecimiento. Una familia donde se le permite al otro SER, tomar decisiones y asumir las consecuencias de las mismas desde el amor y la empatía. Una familia que da alas para emprender todos los vuelos que se elijan aún cuando el destino difiera mucho de mi preferencia. Una familia donde se le ha enseñado a pensar, a construir sus propios criterios y cuestionar todo y por supuesto se le ha dado luz verde para buscar sus propias respuestas más allá de la que yo como madre, educadora y humana le he dado. Una familia donde el respeto no es negociable.
Cuando mis hijos me verbalizan que van hacer algo que los movilizará a vivir lejos de mi, mi emoción inicial es de mucha alegría y entusiasmo porque esto me reporta que ellos se sienten listos para alzar el vuelo y que cuentan con los recursos para manejar los retos que están eligiendo. No les miento, a veces esa alegría también la acompaña la nostalgia y la ansiedad que son generadas desde el CONTROL y el EGO. El CONTROL que quiere retenerlos bajo mi falda y hacerle ver a ellos que no, que no están listos que deben “permanecer a mi lado” para “garantizarle” su seguridad. Y el EGO que me susurra al oído “Sin ti no lo lograrán, fracasarán. Aún están muy pequeños, no los dejes ir.” Y es que soltar requiere valentía, humildad y amor sano.
Hoy desperté más comprometida a seguir aprendiendo sobre todo de mis grandes maestros: MIS HIJOS.